lunes, 14 de junio de 2010

Yo soy Down, ¿Y qué?


Las personas con Síndrome de Down, bajo mi punto de vista, hoy en día son también unas grandes desconocidas.



Para empezar esta entrada, comenzaré exponiendo algunas ideas principales, que he ido sacándo del trabajo de mis compañeras:



El Síndrome de Down, es un trastorno genético, que tiene como características: retraso mental, ojos achinados, pequeñas orejas, y otra serie de transtornos físicos como cardiopatías, transtornos gastrointestinales, transtornos endocrinos, transtornos de la visión, transtornos odonteoestomalógicos...etc.



En cuanto a la legislación, no existen leyes determinadas o concretas que estén destinadas a las personas con Síndrome de Down, pero en diversas leyes si se hace referencia a aspectos relacionados con estas personas, como Ley 39/2006 de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a personas en situación de dependencia; LISMI mediante la cual se establece que las empresas con más de 50 trabajadores deben incorporar al 2% de personas con discapacidad; LEA: aboga de forma transversal la integración de las personas con discapacidad.



Un reflejo de la ley que a la que llamamos LISMI es la situación que podemos encontrar en empresas como la de la copistería de la UPO, donde trabajan personas con diferentes tipo de discapacidad.



En este trabajo, también se habla de los factores de riesgo de marginación que tienen este colectivo, como el aislamiento social que viven la gran mayoría de ellos. Este aislamiento, se debe a que se desarrollan desde su infancia con personas que tienen el mismo Síndrome, en el ámbito educativo y también lúdico. Ésto no ayuda a su integración y su participación activa en la sociedad, por lo contrario, lo unico que se fomenta es la separación de estos del resto.



Otro de los factores de riesgo, es la poca concienciación que tiene la sociedad y el poco conocimiento sobre las necesidades de estas personas. Tienen a pensarse que son niños durante toda su vida, en cuerpos de mayores, y no se tiene en consideración que también son adultos y necesitan cubrir necesidades como la autorealización, la independencia, el amor, el sexo o la diversión.



Bajo mi punto de vista, creo que una de las funciones de los Educadores Sociales, estaría directamente relacionada con esta idea o factor, ya que estaría dentro de sus competencias dar a conocer y sensibilizar a la población acerca de este coletivo. Crean una nueva idea genrealizada acorde con las necesidades reales que padecen, y promover medidas sociales que ayuden a su desarrollo y a su participación en la sociedad.



En cuanto a su desarrollo y su entorno social, creo que estas personas necesitan a amigos que tengan las mimas necesidades que ellos, los mismos gustos, las mismas aficiones...etc., pero también necesitan un entorno donde haya personas que no tengan sus características, para que puedan aprender a desenvolverse sin problemas en todo tipo de ambientes, para quitar los tabúes y el miedo que existe en estas personas a relacionarse, porque creo que el hecho de aislarlos, fomenta el miedo a relacionarse con otros que no sean como ellos y a sentirse inseguros.



Por otra parte, y hablando del aislamiento social que padecen, seria necesario reflexionar acerca de una cuestión, ¿Las dificultades que encuentran las personas con Síndrome de Down para participar plenamente en la sociedad vienen determinadas por el contexto en el que se desarrollan o por el contrario por la deficiencia que padecen?



Creo que es una pregunta que puede tener múltiples lecturas, la mía, parte de la idea que eivdentemente las personsa con Síndrome de Down tienen limitaciones físicas y mentales que los hacen quizás mas vulnerables en algunos aspectos. Sin embargo, sólo mediante el apoyo y el trabajo con ellos, pueden llegar a desarrollar todas sus capacidades y dejar atrás limitaciones que más que ser reales, son impuestas por el contexto en el cual se desarrollan, y por la concepción que la sociedad tiene de ellos.



Ante todo, son personas con derechos, y como tales, deben gozar de las mismas facilidades y oportunidades que el resto de las personas. Como Pablo Pineda, que es el ejemplo más claro del desarrollo al que puede llegar este colectivo con el tratamiento y el contexto adecuado.




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